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V. ARTÍCULOS DIVERSOS SOBRE CONTABILIDAD DE GESTIÓN

Indice

 

 

 

LA  GESTION  DEL  VALOR  DEL  PRODUCTO COMO  MEDIO  PARA  FIDELIZAR  EL  CLIENTE

 

José Alvarez López

(Diario Cinco Días: 25 de Mayo de 1995)

 

 

      Para que la empresa pueda aumentar su competitividad y sobrevivir en unos entornos cada vez más volátiles e impredictibles, es preciso disponer de información relevante suficiente que sirva de apoyo eficaz a la dirección en su proceso de adopción de decisiones estratégicas Producto/Mercado.

 

      Como señala el Documento nº 1 de la Comisión de Principios de Contabilidad de Gestión de A.E.C.A. (El marco de la contabilidad de gestión), la contabilidad directiva (en lo sucesivo, contabilidad de dirección estratégica) se ocupa de obtener e interpretar información suficiente, relevante y oportuna (de origen externo e interno, en forma cuantitativa y cualitativa) para apoyar la elección de estrategias (corporativas y por unidades de negocios) que permitan a la organiza­ción su correcta adaptación al entorno y obtener ventajas competitivas sostenidas en un plantea­miento proactivo hacia la excelencia empresarial.  La contabilidad de gestión, basándose en la estrategia adoptada, obtiene información relevante para formular los programas anuales de explotación y dirigir su armónico desarrollo en un enfoque de mejora continua.

 

      Como acabamos de ver, la obtención, análisis e interpretación de información adecuada para apoyar la toma de decisiones en los distintos niveles directivos (estratégico, táctico y operativo) es esencial para alcanzar el éxito de la organización y para poder aplicar racionalmente las nuevas técnicas y métodos del management moderno (reingeniería de procesos, flexibilidad operativa, justo a tiempo, etc.). En este trabajo, por exigencias de espacio nos vamos a ocupar brevemente del incremento del valor de los productos y servicios en beneficio de los usuarios, en consonancia con un objetivo esencial de la organización: satisfacer y fidelizar a los clientes.

 

      El nuevo enfoque empresarial "la gestión del valor" (value management) tiene por objeto aumentar el valor del producto para el cliente, lo que obviamente debe contri­buir a su satisfacción y al aumento de la competitividad de la organización; para ello es necesario disponer de información relevante sobre las necesidades y expectati­vas de los usuarios de nuestros productos y, en especial, interpretar adecuadamente los diversos informes obtenidos, a fin de que la dirección pueda adoptar la estrate­gia más apropiada para conseguir la fidelización de la clientela.

 

      El incremento del valor para el cliente se puede conseguir a través de la ecuación:

 

VALOR = PRESTACIONES / COSTE

 

      El VALOR corresponde al producto o servicio obtenido por la empresa que se ajusta a las necesidades y preferencias del cliente, así como la rapidez en atender a los pedidos del comprador y al correcto servicio posventa; todo ello suministrado al menor precio posible.  El valor debe referirse a la percepción del cliente, no a las opiniones o planteamientos de los empleados.

 

      LAS PRESTACIONES se refieren a los atributos o servicios que el producto debe propor­cionar al cliente, de modo que éste quede satisfecho en razón de la rapidez con que se le ha atendido, fiabilidad y duración del artículo o servicio suministra­do, calidad, etc.

 

      EL COSTE para la empresa corresponde a la obtención de las mencionadas prestaciones en beneficio de los clientes; puede venir expresado en dinero, tiempo, energía consumida, material utilizado, amortizaciones calculadas, etc.

 

      La información sobre clientes, obtenida e interpretada por la contabilidad de direc­ción estratégica, en lo que respecta al grado de satisfacción de los usuarios de nuestros productos y servicios, debe contribuir a incrementar el valor de las presta­ciones y a disminuir los costes correspondientes, a fin de poder ofrecer:

 

         Un producto similar al de la competencia, pero a menor precio (estrategia de reduc­ción de costes)

         Un producto mejor que el de la competencia, a un precio similar (estrategia de innova­ción tecnológica).

         Una solución mixta en la que caben muchas variantes; por ejemplo, ofrecer un producto claramente superior a un precio ligeramente más elevado; suministrar un producto algo inferior a un precio notablemente más bajo, etc.  Como es obvio, en todos estos supues­tos, se deberá incrementar el VALOR ofrecido al cliente.

 

       De acuerdo con la información recogida e interpretada sobre las percepciones de los clientes sobre un determinado producto, éste puede encontrarse en una de las cuatro posiciones siguientes:                                      

 

      

        La situación "A" es óptima: corresponde a unas elevadas prestaciones para el cliente a un precio reducido.  La situación "B" es intermedia; su calificación depende del segmento del mercado a que corresponda; en general se aconseja:

 

       B1: estrategia de reducción de costes, puesto que tiene buenas prestaciones, pero su precio es demasiado alto.

 

       B2: estrategia de innovación tecnológica , ya que cuenta con pocas prestaciones, aunque su precio sea bajo.

 

      La situación "C" es pésima, ya que tiene escasas prestaciones y su precio es elevado.  En consecuencia, es posible que una estrategia de abandono sea lo más aconsejable, salvo que la posición competitiva de la organización en este sector sea aceptable, en cuyo caso se podría utilizar una estrategia de calidad que, como se ha demostrado, permite reducir los costes de la empresa y aumentar la calidad de los productos y procesos.

 

      En empresas con elevada tecnología, el objetivo es cero defectos: corresponde, además, al coste mínimo de calidad.  En cambio en empresas con tecnología poco desarro­llada, el nivel óptimo de calidad se consigue en el punto de la abscisa en que los costes totales de calidad son mínimos, o bien cuando la diferencia entre el aumento de la empresa en el mercado (por efecto de la mejor calidad, imagen y presti­gio) y los costes totales de calidad es máxima.

 

      En general, la estrategia de calidad, de acuerdo con la información obtenida e interpretada consiste en:

 

       A) Aumentar las inversiones en mejora de calidad.  Este incremento de costes deberá ser compen­sado por:

 

         Las mejoras en las prestaciones del producto

         La disminución de los costes de revisión y control de calidad

         La reducción de los costes por mala calidad (internos y externos).

 

      B) Otra técnica destinada a incrementar la eficiencia de la empresa y a la reducción de costes es el denominado benchmarking.  Los clientes son cada vez más sofisticados y exigentes en términos de precio, calidad, servicio y tiempo de respuesta.  El benchmar­king es el proceso de comparar la actuación de la empresa en relación con la de los principales competidores e incluso con otras empresas consideradas líderes mundiales en sus actividades.

 

      El benchmarking se puede aplicar a todas las áreas de la organización, pero hay dos tipos principales:

    

       a) Benchmarking por productos o servicios: se deberá realizar con empresas competi­doras (las consideradas mejores).

 

       b) Benchmarking por funciones o procesos (aprovisionamiento, producción, distribu­ción, administración... ). se puede llevar a cabo en comparación con empresas competi­doras o bien con organizaciones consideradas líderes en sus respectivos negocios.

 

      En España hay varias empresas que utilizan con éxito el benchmarking; por ejemplo, Ford España consiguió con su aplicación ser la primera planta europea en productivi­dad.

 

       La empresa americana XEROX definió el benchmarking ya en 1979 como "el proceso continuo y extensivo a todas las funciones de la empresa que mide nuestros productos, servicios y actividades en general con los de nuestros mejores competidores y/o con aquellas empresas que son reconocidas líderes en el mercado" La meta final del proceso de benchmarking es el liderazgo en las áreas de calidad,  fiabilidad de los productos y coste percibido por los clientes.  A partir de 1984 Xerox creó una red de benchmarking para toda la organización; desde entonces y hasta hoy, el proceso de benchmarking es una práctica habitual en todas las Unidades  Operativas del universo Xerox.